lunes, 3 de septiembre de 2012

Capítulo 1 - Jamie.

Son las 20:00 pero tengo que salir de mi apartamento e ir a ver a Jamie, necesito hablar con él urgentemente, tengo que saber la verdad. Al salir a la calle a estas horas estoy violando las reglas del Gobierno, ya que solo podemos salir a la calle de 16:00 a 19:00 y después a partir de las 23:00 pero solo si hay fiestas y tienes la edad suficiente para ir. Cruzo la calle y ando durante una media hora apróximadamente hasta que me encuentro con una patrulla de agentes que por suerte no se fijan en mí, pero de todas formas prefiero coger por los callejones oscuros. No me gusta andar por los callejones porque están sucios y hay demasiados mendigos pero es por el único sitio por el que no hay agentes así que tengo que pasar por ahí sí o sí. Jamie vive cerca de los callejones, vive en la zona pobre debido a que su padre trabaja en las minas y su madre en la fábrica de textiles, pero cuando cumpla los 17 años se irá a la ciudad a trabajar. Os explicaré un poco cómo va éso de las edades. Desde que naces hasta que cumples los siete años tus padres te crían y te cuidan, pero una vez cumplidos los siete te trasladan a Fletchville la ciudad solo para niños. Allí te hacen revisiones médicas para que crezcas saludablemente y si tienes alguna enfermedad te la curan ya que nuestros avances científicos están bastante desarrollados y también te educan.   En Fletchville solo te puedes quedar hasta que cumples los doce años, una vez cumplidos se te considera "adolescente" y tienes que vivir en Medium que está entre Fletchville y la capital. En ésta nueva ciudad cada uno tiene su propio apartamento y medio de transporte, bien sea una moto eléctrica o un coche eléctrico. Aquí todo es eléctrico porque aprendimos bien la lección de nuestros antepasados, contaminar el medio ambiente puede ser bastante peligroso. De hecho, hubo una guerra en la que se emplearon bombas nucleares que se cargaron gran parte del planeta y de la humanidad, de ahí que quedemos tan pocos. En Medium las normas son muy estrictas ya que nos consideran un "problema" para esta sociedad porque estamos en la edad rebelde según los adultos y algunas de ellas son las siguientes: tenemos que alimentarnos de una determinada manera, es decir, tenemos que seguir una dieta (aquí el sobrepeso no existe), no podemos pasear a partir de las siete de la tarde, lo cual es un muermo; el tabaco está prohibido y se castiga con cárcel a los fumadores y si te gusta el alcohol tienes que sacar una media de un 8 en el primer y segundo trimestre para así poder beber en las fiestas que se celebran a veces por la noche. En cuánto a los apartamentos, se asignan según la cantidad de puntos que recauden tus padres al mes, los adultos que no son ni ricos ni pobres ganan entre 20 y 5 puntos así que el resto ya os lo imagináis. Mis padres obtienen al mes unos 15 puntos y por eso vivo en la zona media. En esta sociedad no existe el dinero, tienes que conseguir puntos para comprar, vender, apuntarte a clubs, etc. En Medium solo te puedes quedar hasta que cumples los diecisiete años, la edad adecuada para empezar a trabajar y es entonces cuando uno se muda a Hickstown, la capital. No quiero cumplir los diecisiete por ésa razón. Hickstown está hecha para que los ricos se diviertan y los demás se dediquen solo a trabajar y trabajar. Es aburrido y agotador. Los trabajadores solo tienen una semana de descanso en todo el año y la mayoría de ellos suelen morir de agotamiento. Los trabajadores de las fábricas están robotizados para que su trabajo sea limpio e impecable. A Jamie no le gusta hablar con sus padres por eso, no son ellos mismos y eso es frustrante para él, es como si siempre hubiera sido huérfano. Por suerte mis padres no lo están y me siento en parte bastante afortunada, aunque lo que si sé es que les hacen algo en el cerebro para que se comporten de forma más madura y no se revelen contra El Gobierno para así evitar problemas. Jamie y yo siempre hemos estado en contra de ese método pero es algo que nos pasará dentro de poco, además te borran los recuerdos "inadecuados". 
Es como si viviésemos en un mundo de mentiras y no me gusta ni un pelo. Nunca. Nunca permitiré que jueguen con mis recuerdos y mi forma de pensar de esta manera. Es odioso. Por eso tengo que hablar con Jamie, él cumplirá los diecisiete dentro de dos meses y no puedo permitir que le hagan eso. Ando unas manzanas más al sur de la ciudad y entonces diviso el 140-B que es el apartamento cuchitril de Jamie.
Son las nueve de la noche y llamo al timbre con la esperanza de que esté en casa o al menos esté despierto. La suerte decide ponerse de mi parte, él abre a la primera y me recibe con esa sonrisa tan adorable. Esa sonrisa. Su sonrisa. Jamie siempre sonríe a pesar de los malos momentos y de su situación económica. Nadie le quitará nunca esa sonrisa. 
  - Nina... vaya, no esperaba verte a éstas horas. ¿No te habrán visto los guardias no? - Su voz me devuelve a la realidad.
  - No, me he asegurado de ello. He venido para hablar contigo.
Parece no convencerle mucho la idea, pero aún así me deja pasar y me invita a sentarme en la alfombra del suelo mientras él se dirige a la cocina y me pregunta: 
  - ¿Te apetece un chocolate caliente? Hace bastante frío hoy y no estaría mal tomarnos uno.
La idea me desconcierta un poco, no nos dejan tomar chocolate porque no va bien con nuestra dieta y además dicen que es adictivo, que en cuanto te tomas una onza quieres otra y así. Decían que hace unos 30 años había gente que no sabía parar y por eso engordaban. 
  - Está prohibido. No deberíamos tomar. 
  - Venga ya, porque nos demos un capricho no pasa nada.- Noto el tono burlón en sus palabras. Pero entonces formulo una pregunta en mi interior y decido sacarla. 
  - Espera, si el chocolate está prohibido... ¿De dónde lo has sacado?
Parece titubear un poco como si estuviera decidiendo entre decirme la verdad o no. 
  - Parece mentira que no sepas que tengo mis propios contactos, Irina. 
Entonces coge y me acerca la taza de chocolate caliente. Accedo a tomármela y está buenísima. No sé como semejante bebida está prohibida, debería ser un delito censurarla. 
  - Está muy bueno el chocolate caliente, pero tenemos que hablar. 
  - ¿Qué pasa? 
Solo pensar en la respuesta me da una taquicardia.
  - Esto... es verdad que, bueno.. ¿te vas dentro de dos meses? 
Me da la sensación de que ya se lo esperaba y eso me duele en lo más hondo de mi ser.
  - Nina... 
Es verdad. Se va, me deja sola. Me deja. No me lo puedo creer, le chuparán el cerebro y nunca volverá a ser el Jamie que conozco. Las lágrimas acechan en mis ojos. 
  - Nina, por favor... no llores.- Sus brazos me rodean pero no puedo más, he vivido con una mentira, nunca me dijo que era medio año mayor que yo. Me escabullo de sus brazos y rompo a llorar. 
  - ¡¿Que no llore?! ¡¿Por qué?! ¡Dame razones para no llorar!
  - Nina, te lo iba a decir, lo juro. Pero no tan pronto, no ahora. 
¿Cómo que no ahora? ¿Cuándo pensaba decírmelo?
  - Pensabas decírmelo el día antes, ¿verdad?.- El llanto no me deja hablar con claridad, así que me cuesta bastante hacerlo.
Puedo ver la expresión de horror en los ojos de Jamie como si acabara de descubrir su más preciado secreto. Y así es. 
  - No pensaba decírtelo el día antes Nina... si no, en otro momento. 
  - ¡En otro momento! ¡No soy imbécil Jamie, te irás me dejarás aquí sola y nunca nos volveremos a ver, además no te acordarás de mí porque solo te acordarás de las cosas básicas de tu pasado, no de tus amigos!- Mis palabras se quedan en el aire y se nota la tensión en la habitación. Entonces él me coge de los brazos y me dice claramente. 
  - Irina Mclow, escúchame bien. No voy a ir a Hickstown. 



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